Con la presencia del río y de una tierra rica y fértil, la ciudad de Florencia ha visto a lo largo de los siglos la realización de espléndidos jardines y huertas. Algunos de ellos, los más importantes, han llegado hasta hoy. El área de Florencia, delimitada por las rampas de la plazoleta de Michelangelo y del jardín de Boboli son las zonas más interesantes.
Entre estos despunta el jardín Mozzi-Bardini, maravilloso ejemplo de zona verde histórico- urbana delimitado por los jardines del palacio Vegni.
De propiedad durante muchos siglos de la noble familia de los Gianni. El jardín del palacio Petroviz d’Armis, poco distante, se extiende sin embargo por una zona antiguamente ocupada por casas y huertas y por el convento del siglo XVI de San Agostino y Santa Cristina. El jardín del palacio Serristori esta ligado directamente con el río. El jardín de Boboli situado detrás del Palacio Pitti, primera residencia de los Medici, después de los Lorena y después de los Saboya es uno de los ejemplos de jardinería a la italiana más importantes. Aquí encontramos todas las características fundamentales de los que más adelante los arquitectos han venido llamando "Jardines a la Italiana". La sucesión de desniveles y pendientes era aprovechada para obtener efectos de perspectiva mediante la utilización de terrazas, escalones, rampas, fuentes, cadenas y exhibiciones de agua para establecer una relación visual entre el jardín, el paisaje y la arquitectura.
El jardín de Boboli
El jardín de Boboli, construido en pleno corazón de Florencia, entre el fuerte de Belvedere y el palacio real de los Pitti es un parque monumental de altísimo efecto escenográfico, considerado uno de los máximos ejemplos, quizás el más grandioso, de las creaciones que han contribuido a consolidar la tipología clásica del jardín a la italiana. Boboli se extiende por casi cinco hectáreas y su finalización se extiende a lo largo de cuatro siglos de historia, desde el renacimiento al siglo XVIII representando inevitablemente el fruto de otras intervenciones sucesivas en función de los gustos de los soberanos que han ido habitando el palacio. La presencia arquitectónicamente ordenada de una singular y rara riqueza botánica se acompaña con la presencia de verdaderas obras de arte, obras maestras de la arquitectura y la escultura entre manierismo y neoclasicismo, ricas de significados simbólicos. El jardín Boboli nace como desarrollo ideal de la corte de palacio comprado por Eleonora de Toledo, esposa de Cosimo I de los Medici en el 1500 cuando su primer propietario, el banquero Luca Pitti se declaro en bancarrota. Delante del palacio había una zona dedicada a huertas y a la producción agrícola que Eleonora pensó en modificar y ampliar para realizar un verdadero jardín. Para la ampliación viene utilizada una vasta área circundado la muralla y los bastiones de la ciudad. La zona ya era denominada Boboli, nombre muy utilizado por la toponimia toscana para describir las zonas boscosas. El proyecto viene concedido a Niccolò Pericoli, llamado el Tríbulo, que ya había realizado el jardín de la villa del castillo de Cosimo. A su muerte son varios los arquitectos que continúan los trabajos. Los pequeños sotillos internos estaban, como lo están ahora, compuestos por quejigos (Roble carasqueño) así como los setos que delimitan las veredas. El llamado "Vottolone" es una ancha avenida central con cipreses en la que se suceden apreciadas esculturas y que culmina en la grandiosa presa de la isla. La zona conocida como la isla fue concebida para albergar cítricos y flores, de esta forma fueron distribuidas cerca de 200 cuencas de cítricos creando un efecto que ya es tradicional en los jardines toscanos. Los Medici apreciaron en gran manera los cítricos, por sus cualidades aromáticas y todavía hoy en día en la llamada "Limonaia" se conserva una rica colección de plantas raras de este genero. En el centro de la isla se encuentra una preciosa fuente rodeada de bancales en los que recientemente se ha plantado una colección de rosas antiguas y centenares de flores de bulbo.
En 1992 le viene reconocida al jardín de Boboli la calificación de museo que acoge la visita de mas de 800.000 personas al año. Durante la visita es posible también visitar el museo de los plateros, el museo de la porcelana y la galería del vestido. Los tickets incluyen además de estos museos la visita al jardín Bardini.
El jardin Bardini
Ya en el 1259 la riquísima familia de los Mozzi era propietaria de casas y terrenos estratégicamente situados en una zona adyacente a las presas del puente "Alle Grazie". El palacio principal era ya de notable importancia tanto como para albergar en 1273 al papa Gregorio X mientras estaba de paso en Florencia. En 1309 la fortuna de los Mozzi se desmorona y poco después de la bancarrota de la compañía mercantil de la que eran propietarios el ayuntamiento de Florencia compra los bienes de la familia. Fue entonces redactada una primera descripción del palacio y del jardín. Este era en realidad un huerto amurallado, pequeño y encerrado, en estrecho contacto con la casa. Su concepción era típicamente medieval y todavía muy lejana del concepto de jardín renacentista, pero de todas formas representaba ya una visión moderna del habitar el jardín, del deseo de vivir al aire libre, del mirar e inserirse armónicamente con el paisaje. Sucesivamente la propiedad pasa por diferentes manos, algunas de las cuales revalorizaron las tierras con otros terrenos y huertas adyacentes. En el siglo XVIII los Mozzi vuelven a ser propietarios de toda la zona creando un enorme jardín. Las huertas medievales existían todavía y cumplían su función tradicional. Los dos jardines principales estaban
divididos por un muro, en uno estaban los invernaderos y locales de servicio, de éste se pasaba al este del jardín de las camelias del cual atravesando un "berceaux" se llegaba a la escalera monumental. El jardín de las camelias era a su vez rodeado de pequeños bosques.
En 1907 la propiedad viene cedida a Stefano Bardini que aunque conocedor de los vínculos históricos que rodean al palacio y su jardín hace construir una nueva carretera para carruajes haciendo perder a la escalinata barroca la conexión con el palacio Mozzi. En la adecuación de la nueva viabilidad y arquitectura el anticuario Stefano Bardini no olvida de subrayar con decoraciones y mobiliario los puntos más importantes del majestuoso jardín. El jardín de esta forma se convierte en una serie de "Show rooms" a cielo abierto donde las obras de arte verdaderas se mezclan con las falsas copias creando un verdadero rompecabezas para el experto en arte. Hoy en día el jardín representa una verdadera obra maestra, desconocida, escondida en pleno corazón de Florencia.